La historia del fútbol nos ha presentado un número
incontable de centrales de raza y carácter, jugadores únicos, irrepetibles,
lideres de sus equipos y selecciones, hombres respetados por todo el vestuario.
Generación tras generación hemos ido disfrutando de esos jugadores, de lo que
representaban, luchando cada partido como si fuera el último, demostrando al
espectador esa entrega que tanto se espera. Desde Baresi o Beckembauer hasta
Maldini o Puyol, cada uno de ellos es una especie única dentro del terreno de
juego. Demuestran y han demostrado la capacidad de liderazgo que tanto se busca
en esos jugadores. Pero si creíamos que ya lo habíamos visto todo nos
equivocamos. El fútbol una vez más se supera y nos presenta al central moderno,
al defensa total. Al jugador de equipo, de vestuario, al perfecto capitán. Ese
adalid de la defensa tiene nombre y apellidos; SERGIO RAMOS.
Reinventándose con
el paso de los años y de la mano de José Mourinho, el 4 blanco ha pasado del
encierro que vivía en la banda derecha a la libertad en el centro de la zaga.
Ha crecido de una manera espectacular. Le faltaba terreno de juego, en la banda
se ahogaba y ahora disfruta sacando el balón jugado de una manera limpia y
sencilla, con clase. Es el timón en el comienzo de cada jugada. Se siente con
la libertad de disponer del terreno de juego al completo, sin encerrarse en la
banda derecha y teniendo la única salida hacia el centro como antiguamente.
Ahora es más, es el doble de jugador que antes. Imperial en el corte y temible
en el juego aéreo, hacen del sevillano un jugador 10, indispensable en
cualquier equipo y único en su selección. Pero si hay algo que de verdad
distingue al de Camas de los demás, es ese valor con el que comienza cada
partido, una entrega sin igual. Sin miedos, con la cabeza alta y con el
sentimiento del trabajo bien hecho en cada partido. Y cuando decimos sin
miedos, no es sin razón. Solamente
jugadores así serian capaces de tener el coraje de llegar a un punto de penalti
en unas semifinales de una Eurocopa, y mas después de lo acaecido en la tanda
de penaltis que enfrentaban al Real Madrid y al Bayern de Munich, y con toda la
sangre fría del mundo y un punto de locura, mirar a Rui Patricio y acariciar el
balón con su bota derecha para deleitar al mundo y tapar la boquita a muchos
enteradillos y con dedicación especial para ¨Manolito¨ Neuer. Esta ha sido la última
pincelada maestra del sevillano hasta el momento, y seguro que no parara de
sorprendernos, porque es un jugador especial, nacido para ganar y enamorar al
mundo del futbol. Gracias Camas!
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